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Posts Tagged ‘perdiz roja’

Para la apertura de la veda de caza menor de este domingo repoblaremos once zonas del coto con perdiz roja. O recordamos que, tal como los socios acordamos en la última asamblea, el cupo es de dos perdices por cazador. Y que solo se podrán cazar los dos primeros domingos de la temporada. Después queda vedada su caza, con el propósito de que los bandos tengan menos presión y que puedan llegar a criar.

Las zonas de suelta son:

  • Bortedo-Antuñano
  • Menamayor-Llano-Santa Cruz
  • Santa Laja-Fuente Riego
  • Cilieza-Medianas
  • Partearroyo-Nava
  • Viérgol-Río
  • Opio-Río
  • Irús
  • Arceo-Campillo
  • Irús-Leciñana (Peña)
  • Cantonad

¡Buena caza para todos!

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Perdiz en la montaña de León.

Fotos: J. A. Pérez

La perdiz roja es originaria del Mediterráneo occidental y actualmente ocupa como especie autóctona la Península Ibérica, Francia meridional y central, noroeste de Italia y Córcega. En las islas Baleares fue introducida en el S. XIII, y la población en Canarias queda circunscrita a Gran Canaria, única isla donde se aclimataron las perdices llevadas desde la Península. Debido a su elevado valor cinegético también fue introducida en zonas tan variopintas como el sur de Inglaterra (Ss. XVII y XVIII), Madeira y Azores, Alemania, Hungría, Noruega, Suecia, Estados Unidos y México, con diferentes resultados.

La perdiz es una de las especies de nuestra avifauna que históricamente mayor interés ha despertado en la Península Ibérica. Numerosas expresiones populares, menciones en el refranero, en la toponimia de localidades, callejero, establecimientos, e incluso una variedad de color propia (ojo de perdiz), hacen referencia a la perdiz roja.

Bando de perdices en la montaña leonesa.

Desde un punto de vista biológico, es una de las especies básicas en la cadena trófica de los ecosistemas peninsulares, y, si bien no alcanza la importancia ecológica que en este sentido tiene el conejo de monte, sí que es cierto que supone un complemento a tener en cuenta en la dieta de muchas especies amenazadas y protegidas de nuestra fauna, desde rapaces como el águila real (Aquila chrysaetos) o el águila perdicera (Aquila fasciata).

Además, destaca por el papel preponderante que ha soportado en la cultura cinegética de nuestro país desde mucho antes incluso de la aparición de las armas de fuego, y que con el discurrir de los años ha permitido el desarrollo de numerosas modalidades cinegéticas particulares de nuestro territorio como el ojeo o la caza con reclamos que han encandilado no sólo a los cazadores españoles, sino también a numerosos aficionados extranjeros que sustentan un importante turismo cinegético en la Península Ibérica.

José Antonio Pérez Garrido, que además de doctor en Veterinaria es uno de los mayores expertos en las poblaciones de perdiz roja, da las claves para conocer cuál es la situación actual, los porqués y posibles soluciones al desastre que se avecina.

Perdigón.

-¿Cuál es el estado actual de las perdices en Castilla y León?

-«En los últimos años las poblaciones de perdiz roja silvestre, y en general de todas las especies de aves ligadas a ecosistemas agrícolas en nuestro país, se encuentran en una situación que podría considerarse, sin ningún género de dudas, de mala. Esta situación ha sido especialmente palpable en ambas mesetas, tan dependientes del manejo agrícola llevado a cabo en ellas.

Paisaje en mosaico ideal para la perdiz en León.

Las zonas con mayores densidades perdiceras en Castilla y León, pese a la reducción sufrida, se corresponden con Tierra de Campos en  Valladolid, Palencia y sur de León. Densidades medias encontramos en las zonas llanas del resto de Castilla y León, mientras que las zonas montañosas presentan las densidades más bajas. Por dar algunas cifras, y según diferentes estudios realizados con la especie los valores medios de densidad calculados en Castilla y León para la perdiz roja oscilan en época reproductiva entre 3,5 y 6 parejas/100 ha para zonas sin gestión de hábitat y zonas correctamente gestionadas, respectivamente, y de 20 a 35 perdices/100 ha en época inmediatamente anterior a la apertura de la caza».

-¿En qué zonas de la Comunidad está más amenazada y dónde en mejores condiciones?

-«Tras un fuerte descenso de las poblaciones de perdiz prácticamente generalizado entre la década de los 80 y principios del siglo XXI, actualmente se puede decir que sus poblaciones se han estabilizado, especialmente en zonas donde los cazadores, por su propio interés, han puesto en marcha acciones sobre el medio para favorecer el mantenimiento y cría de las perdices. Sin embargo, todavía son acciones muy locales y aisladas.

Perdiz en Valladolid.

Las mayores mermas se han producido allí donde más factores influyen sobre el éxito de su cría y el incremento de su mortalidad, coincidiendo curiosamente con las zonas de nuestra geografía donde eran más abundantes, zonas llanas cerealistas agroesteparias, tanto aquellas que siguen con dicho régimen de explotación agrícola como, especialmente, en aquellas en que el regadío ha sustituido al secano, así como en zonas de media montaña donde el matorral ha ido aprovechándose del abandono del medio rural, tras la desaparición de cultivos cerealistas y pastizales de ladera. Mientras, en zonas de alta montaña y áreas marginales donde nunca fueron muy abundantes se ha producido una reducción a menor escala, observándose también que el número de factores que allí influyen sobre su demografía es menor y más fácilmente manejables».

-¿Cuáles son las razones de la merma que están sufriendo?

-«Muchos estudios, trabajos de investigación y la observación diaria de quienes están en contacto directo con el campo han llegado a una misma conclusión: la regresión de las aves ligadas a hábitat agrícolas en España, y especial la perdiz roja, es consecuencia principal de la agricultura intensiva y todo lo que conlleva en forma de concentraciones parcelarias, causantes de una generalizada homogeneización paisajística con desaparición de linderos; mecanización exprés de las labores cambiando radicalmente el hábitat disponible de la noche a la mañana; utilización de variedades vegetales de ciclo corto que provocan un adelantamiento de las labores agrícolas coincidentes ahora con el ciclo biológico de las perdices y otras aves; y aplicación masiva de biocidas, plaguicidas y pesticidas, que afectan principalmente a malas hierbas e insectos que suponen la base de la alimentación de la avifauna.

La agricultura intensiva, con sus fitosanitarios y regadíos, dañan las poblaciones perdiceras.

También es importante el impacto de predadores oportunistas (casi medio centenar de especies) que se han visto favorecidos por la proliferación de vertederos, basureros, granjas intensivas, carreteras, etc, que les suministran alimento sin límite sin depender ya de la relación predador-presa como sucede en el caso de los predadores especialistas. Finalmente, hay que considerar a la presión cinegética, en ocasiones excesiva, que puede suponer el aprovechamiento de entre un tercio y la mitad de las poblaciones de otoño sin una adecuada ordenación cinegética del recurso. Esto hace que sea complicado definir cuál es el factor principal a corregir, de modo que más bien parece que todos ellos se conjugan como un todo y acaban actuando como uno solo.

Por su parte, en el resto de la superficie de Castilla y León fuera de esas zonas agroesteparias cerealistas, la reducción de sus poblaciones se debe más a un drástico cambio en los usos tradicionales del monte tras el despoblamiento de nuestro medio rural, que ha conllevado desaparición de cultivos de montaña y pastizales, proliferación del monte bajo, incendios forestales, inadecuados aprovechamientos forestales, como la sustitución de masas forestales autóctonas (robles, encinas, acebuches) por otras más rentables económicamente (frutales, eucaliptos, pinos) e incremento muy importante de predadores oportunistas de nidos y huevos como el jabalí, que se encuentra unas condiciones de hábitat cada vez más favorables para su reproducción y expansión».

-¿Cuándo comenzó su declive?

-«Prácticamente todos los factores de regresión citados en el punto empezaron a influir sobre las perdices en la segunda mitad del siglo XX, viéndose su impacto especialmente reforzado a partir de las décadas de los 70 y 80:

  • Importantes transformaciones agrícolas obligadas por el incremento demográfico y económico de la España de la postguerra, amparadas por la enorme evolución en la tecnificación de la agricultura, las concentraciones parcelarias, la utilización de maquinaria más potente, recolección mecanizada, uso de variedades más tempranas, generalización del uso de fitocidas y biocidas, sustitución de secano por grandes superficies de regadío, etc.
  • La proliferación desmesurada de ciertos predadores oportunistas favorecidos por determinadas legislaciones inspiradas en un conservacionismo mal enfocado y mal entendido.
  • El incremento notable del número de cazadores, derivado a su vez del considerable aumento del nivel de vida acontecido en España en esa época, con incremento del tiempo libre y demanda de actividades en contacto con la naturaleza, y del mayor acceso de la masa social a los medios de locomoción, sin que se pusieran en marcha acciones de gestión cinegética efectivas».

-¿Qué soluciones e iniciativas en marcha hay para solucionarlo todo?

-«A partir de la observación de esta reducción de poblaciones, no solo de perdiz roja, sino de prácticamente todas las especies de avifauna ligadas a ecosistemas agrícolas, se pusieron en marcha diferentes estudios y trabajos tanto con perdiz roja como con codorniz, avutarda, sisón, alcaraván, aguiluchos cenizo y pálido, etc, concluyendo casi todos ellos en que la solución a esta situación pasa por un necesario un cambio tanto en los modelos agrícolas intensivos como en las prácticas de gestión cinegética conducente a un mayor respeto sobre la fauna que habita dichos espacios, introduciendo cambios en ambos orientados a favorecer una evolución positiva de toda la avifauna asociada dichos hábitat, perdiz roja incluida.

Pareja de perdiz en la media montaña leonesa.

Dicho así suena sencillo, pero en la práctica ha resultado muy complicado de llevar a cabo al repercutir económicamente sobre dos sectores a menudo con diferentes intereses  como son los agricultores y los cazadores. Sin embargo, tenemos varios ejemplos a lo largo y ancho de nuestro país de zonas donde se ha logrado, con lo que imposible no es.

Actualmente nos encontramos diversas iniciativas puestas en marcha a nivel local por parte de sociedades de cazadores o emprendedores sobre cotos privados de caza repartidos a lo largo y ancho de Castilla y León, entre los cuales podríamos destacar el caso citado en esta misma revista llevado a cabo en el término municipal de Ampudia en el llamado Misterio de Alconada, iniciado en fechas recientes pero al que podemos augurar un largo recorrido vista su implicación, finalidad y empeño.

A nivel más general encontramos el proyecto denominado ‘Estrategia para frenar el declive de las aves asociadas a los ambientes agrícolas en la península ibérica: caso de la perdiz roja (Alectoris rufa)’ capitaneado por la Oficina Nacional de la Caza, la Conservación y el Desarrollo Rural (ONC), que cuenta con la participación del Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad y con el apoyo de varias administraciones autonómicas y locales, puesto que se desarrolla en Castilla La Mancha y en Castilla y León, donde se han implicado tanto la Junta de Castilla y León a través de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, como las Diputaciones de León y Valladolid.

Nido de perdiz roja en Palencia.

En esencia consiste en el diseño de un modelo prototipo de buena gestión medioambiental y cinegética con el que se intente frenar el declive actual de las especies asociadas a los ecosistemas agrícolas, así como asegurar e incrementar sus poblaciones actuales, tomando como indicador de calidad a la perdiz roja (Alectoris rufa). Se pretende aplicar dicho modelo en varios cotos de caza habituales de agricultura intensiva con insuficiente gestión para llegar a un modelo de explotación agrícola que favorezca una evolución positiva no solo de la perdiz roja, utilizada de indicador, sino de toda la avifauna asociada, con un cálculo lo más exacto posible de los costes y beneficios que pudiera suponer a todos los sectores implicados en su desarrollo y mantenimiento».

-¿Es la caza el mayor peligro para la perdiz? ¿Qué papel tienen cazadores, agricultores y administraciones en la conservación de la especie?

-«Un incorrecto aprovechamiento cinegético de los recursos puede tener efectos muy negativos sobre las poblaciones de perdiz roja, tal y como se produjo en los años 70 y 80 con el importante incremento del número de cazadores sin que se estableciera una gestión cinegética adecuada. Sin embargo, a día de hoy el colectivo ha evolucionado y, como hemos ido viendo, los cazadores son actualmente los más interesados en el mantenimiento y mejora de las poblaciones de perdiz, y prácticamente todas las actuaciones dirigidas a favorecer a la especie parten de iniciativas de este colectivo, contando con la participación de los principales usuarios y responsables de la conformación del hábitat de la perdiz roja, los agricultores.

Macho de perdiz en Valladolid.

De las sinergias positivas entre ambos colectivos surge la posibilidad de introducir cambios y medidas de manejo que puedan influir positivamente sobre la evolución de las especies de avifauna ligadas a ecosistemas agrarios. El ejemplo más claro es el proyecto citado puesto en marcha por la ONC, donde además queda patente el interés mostrado por parte de las administraciones encargadas de la gestión de nuestros recursos naturales.

No se trata de culpar o hacer responsables únicos de la situación a los agricultores, que se ganan la vida de una forma lícita y ajustada a legislaciones y normativas dispuestas para la ordenación de la explotación agraria, sino de favorecer la introducción de pequeños cambios que afecten lo mínimo posible a su trabajo e ingresos pero que puedan tener repercusiones positivas sobre la fauna que vive en sus cultivos».

José Antonio Pérez Garrido, impartiendo una charla sobre perdices a alumnos de un máster de fauna.

 

  • José Antonio Pérez Garrido es doctor en Veterinaria con la tesis doctoral ‘Determinación de los principales parámetros ecoetológicos de la perdiz roja (Alectoris rufa Linnaeus, 1758) y su aplicación a la evaluación de animales destinados a repoblación’, llevada a cabo en la Finca Coto Bajo de Matallana, propiedad de la Diputación de Valladolid.
Es además máster internacional en Gestión y Conservación de la Fauna Silvestre Euromediterránea, y ha dirigido y dirige diversos estudios con perdiz roja a nivel nacional como ‘Mapa de hibridación genética y situación sanitaria de la perdiz roja en España’, ‘Mapa fenológico – Cronograma de natalidad de la perdiz roja (Alectoris rufa) en España’, ‘Estrategia para frenar el declive de las aves asociadas a los ambientes agrícolas en la península ibérica: caso de la perdiz roja (Alectoris rufa)’, además de haber formado parte del equipo investigador en otros proyectos con perdiz roja y otras especies ligadas a hábitat agrícolas como ‘Reproducción de especies cinegéticas autóctonas’, ‘Calidad etológica y supervivencia en la repoblación de perdiz roja (Alectoris rufa)’, ‘Efectividad de repoblaciones con perdiz roja silvestre en época reproductiva’, ‘Estudio de las necesidades de ingestión de agua en terreno seco por parte de las especies cinegéticas de caza menor’, ‘Desarrollo de sistemas de producción alternativa (ecoetológico) de perdiz roja (Alectoris rufa) destinada a la repoblación: influencia de los progenitores en el comportamiento antipredatorio de la descendencia’, ‘Utilización de  nuevas tecnologías para el estudio y conservación de la fauna silvestre autóctona en la comarca de los Oteros (León)’, etc.

Media montaña de León; perdices en un camino.

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