Casi nada es lo que fue. Y el acotado de Valle de Mena, en el río Cadagua, es un buen ejemplo de ello: en los últimos años ha bajado de manera alarmante la cantidad y calidad de sus truchas, pero aún es uno de esos lugares en los que se puede pasar un día de pesca.
La pérdida de calidad de las aguas, el estiaje favorecido por los canales de las hidroeléctricas, la visita cada vez más frecuente de los cormoranes y quién sabe qué causas más han traído consigo el declive dorado del que era, seguramente, hasta hace quince años era el tramo con mayor densidad de truchas de la provincia de Burgos. A pesar de todo, continúa siendo un río agradecido en el que es posible pescar a lo largo de todo el día a mosca seca. Difícil será que, con un poco de sentido del agua, no vayamos levantado un pez aquí y otro allá aunque las cebadas brillen por su ausencia.
Sin embargo, se trata de truchas huidizas como pocas, que no perdonan un error en la presentación de la mosca o en la aproximación del pescador. Truchas que batallan con mil saltos y piruetas antes de mostrar al sol sus grandes pintas negras y brillantes. Aquí las capturas tienen más mérito y los lances quedan grabados para siempre en la memoria del mosquero.
Hay que tener en cuenta que la veda en el Cadagua se cierra pronto; el primer domingo de julio. Se pesca los miércoles, viernes, sábado y festivos. Los viernes y domingos en la modalidad ‘sin muerte’, aunque lo más deseable para que recupere el esplendor del pasado sería que la Administración amplíe el ‘catch and release’ a todos los días hábiles.
El acotado, de una longitud aproximada de ocho kilómetros, comienza en el puente de Maltrana y termina en el límite con el coto de Balmaseda. El tramo, está localizado en la zona más septentrional de la provincia de Burgos, de clima atlántico y una naturaleza exuberante de verdes pastizales, montañas y extensos bosques de hayas, robles, pinos y también encinas en las zonas orientadas al sur.
A pesar de la alta pluviosidad del valle, el caudal del Cadagua está muy condicionado por la existencia de tres canales de derivaciónde otras tantas hidroeléctricas: de Maltrara a Cereceda y desde las últimas casas de Nava hasta Haedillo. El tercer cauce se ubica a aproximadamente un kilómetro aguas arriba del final del coto.
Así, las zonas que más agua llevan durante todo el año son el entorno de Nava de Ordunte y el último tramo del coto; también son las más fructíferas y las más pescadas. Por el contrario, el resto de lugares pueden ser una buena opción cuando el Cadagua baja crecido.
Lo accidentado de la orografía menesa dificulta los accesos cómodos al río. Los mejores lugares para aparcar el coche son el inicio del coto en Maltrana, el puente de Ungo, la localidad de Nava de Ordunte -junto a las mesas de madera ubicadas junto a la tabla de las antiguas escuelas– y el entorno del puente del Nocedal. También hay un aparcadero en el final del acotado; el acceso es por el camino que comienza junto a la taberna El Puente -en el límite provincial- y que discurre paralelo el río hasta llegar a las casas de La Ferrería.
Equipo y moscas para pescar en Valle de Mena
Una caña de nueve pies y línea cuatro o cinco será adecuada para pescar el coto de Valle de Mena a mosca seca. Los diez pies nos facilitarán el manejo de las ninfas, aunque una caña algo más corta también nos puede sacar del apuro. Para pescar con cucharilla y mosca ahogada con buldo son más adecuadas las cañas cortas, que no superen los dos metros.
El coto está formado en su mayor parte por corrientes perfectas para pescar al agua. También abundan los pequeños pozos con salidas en las que siempre hay apostada alguna trucha. Aguas abajo y arriba de la hidroeléctrica de Haedillo hay algunas tablas profundas, bien guardadas por los alisos, para quienes disfrutan de los recechos y las posadas delicadas con largos bajos y tippets finos; aunque aquí a las truchas comparten hábitat con los barbos.
Para los más aventureros queda el cañón que forma el río entre Ungo y Maltrana, aunque quizá no sea la zona que más peces tenga. Una buena opción para pescar esta zona es aparcar en Maltrana, bajar por el cauce de la hidroeléctrica hasta Ungo y regresar pescando aguas arriba. Se trata de un excelente lugar para para disfrutar del río en soledad, donde el entorno favorece que el pescador encuentre esa paz interior que muchas veces busca al ritmo que marca el arrullo de agua.
Rhodanis y padrones para el comienzo de temporada e ignitas, algún tricóptero y dípteros, para más adelante, no deben faltar en la caja. Durante los serenos calurosos de verano suelen abundar minúsculos cénidos, que las truchas comen con avidez y de forma muy selectiva. En esas ocasiones, si no dispones de ésa imitación, un díptero montado en un 22 posado de golpe en el mismo morro de la trucha sirve para salir del paso con alguna captura que otra. Son las horas mágicas del Cadagua, cuando el agua hierve al son de las cebadas. Quien las ha vivido, aunque haya sido solo una vez, sabe de sobra de qué hablo.